Se acordarán de La chica de los transvales, pues este lunes, como (casi) todos los de este verano, llegué a la ventanilla del módulo de transvales en el CUCSH para encontrarme con la novedad de un letrero que decía «Por favor espere cinco minutos», para esto «la cola» ya era de 4 personas.
Mientras ne formaba y esperaba a que comenzaran a vender de nuevo los vales de transporte escuché una conversación lejana:
-«No, y luego te habla por tu nombre, y es reamable porque en otros lados nomás te dicen ‘¿Cuantos quieres?’ y casi te los avientan, y aquí no» …(ruidos)
Ignoré esa plática y volví a mis ecos mentales que la clase de idiomas deja aún después de haber terminado.
Los minutos avanzaban y el letrero seguía ahí. Cinco, diez, quince, veinte minutos. «La cola» crecía y la misma conversante que llegó a mis oídos se levantó de donde estaba se acercó a la ventanilla y gritó: -¡Miriiiiiaaaaaaammm! ¡Quiero!
El letrero siguió ahí inamovible, la cola siguió creciendo y los minutos pasando. No pude más me desesperé y empece a caminar rumbo a casa con la resignación de mañana tener que pagar boleto completo.
Què pasa con la chica de los transvales?
al menos ya sabes su nombre….